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    InicioFM EncuentroEl Tiempo No ParaHerber y Viviana: 20 años construyendo inclusión desde el Taller Protegido

    Herber y Viviana: 20 años construyendo inclusión desde el Taller Protegido

    El Taller Protegido, una obra de amor y comunidad

    En una de las ediciones más emotivas de “El Tiempo No Para”, el programa conducido por Heber Comino en FM Encuentro 103.1, se hizo presente una dupla entrañable: Herber Colombo, presidente del Taller Protegido de General Arenales, y Viviana Navarro, su coordinadora. Durante la charla, compartieron con sencillez y compromiso la historia, el presente y los desafíos de una institución que, desde hace más de tres décadas, transforma vidas.

    Una historia nacida del corazón del pueblo

    El Taller Protegido fue fundado en 1988 por vecinos comprometidos como Carlos Ferreira, Zulema Leavy y Roberto Inda, entre otros. Desde sus humildes comienzos en la Cámara de Comercio, el taller ha ido creciendo con el apoyo de la comunidad, empresas y gobiernos locales, hasta contar hoy con una sede propia y con equipamiento adecuado para sus múltiples actividades.

    Herber, quien asumió como presidente en 2005, recordó con emoción cómo se fueron construyendo los cimientos del actual edificio, gracias a rifas, donaciones y el trabajo incansable de una comisión unida por un mismo objetivo: darles a las personas con discapacidad un lugar de contención, formación y dignidad.

    Un espacio de trabajo, afecto y crecimiento

    Viviana, quien comenzó colaborando en la venta de rifas y hoy es el alma del lugar, explicó que el taller no es solo un espacio de producción, sino también de inclusión y afecto. Allí se fabrican trapos de piso, rejillas, bolsas de residuos y hasta productos bordados con frases inspiradoras, todo realizado por 26 operarios provenientes de Arenales, Ascensión, Ferré y Arribeños.

    Acompañados por un equipo de instructores, secretaría, personal de limpieza y chofer, los operarios no solo trabajan, sino que también reciben desayuno o merienda, participan en actividades como educación física, música, folclore y hasta equinoterapia, gracias a articulaciones con otras instituciones. La combi que los traslada, el funcionamiento diario y hasta las viandas del hospital, son parte de una red solidaria que hace posible este entramado humano y funcional.

    Una gran familia

    La entrevista fue una ventana a la calidez del taller. Se escucharon testimonios de David, uno de los operarios más activos, mensajes de oyentes emocionados y anécdotas que muestran cómo el taller es una verdadera familia. Viviana definió a los chicos como “sus hijos del corazón”, y tanto ella como Herber insistieron en que lo que allí se vive no puede explicarse del todo si no se visita y se siente.

    Ambos dejaron en claro que ni ellos ni sus familias tenían un vínculo previo con el taller, pero fue el amor lo que los llevó a quedarse. Hoy forman parte inseparable de una institución que ha mejorado la vida de decenas de personas y familias.

    Desafíos y cómo colaborar

    El taller se mantiene gracias a fondos provinciales muy limitados, la venta de productos, rifas y la colaboración constante de vecinos y empresas. Actualmente necesitan cubrir gastos como la compra de un termotanque, cubiertas para la combi, la colocación de un cartel luminoso y el mantenimiento general del edificio. También gestionan una ortopedia comunitaria que presta elementos a quienes los necesitan, sin fines de lucro.

    Quienes deseen colaborar pueden comunicarse al Taller Protegido al 📞 2345 417217 o directamente con Viviana al 📞 2345 745462. Toda ayuda es bienvenida: desde una rifa comprada hasta donaciones de insumos o tiempo.


    Un mensaje de amor colectivo

    La visita de Herber y Viviana dejó claro que el Taller Protegido es mucho más que un lugar de trabajo: es un espacio de amor, dignidad y comunidad. Como dijo Viviana, “uno se pone la camiseta de la institución porque siente que todo lo que se hace es por ellos”. Y como recordó Herber, “no es un trabajo, es una causa que nos moviliza el alma”.

    En tiempos donde las buenas noticias escasean, esta historia nos recuerda que hay lugares donde el amor todo lo puede.

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