El pasado domingo, Heber Comino recibió en los estudios de FM Encuentro 103.1 a Marina Taddeo, vecina de Ascensión, para compartir una charla íntima y profunda en el programa El Tiempo No Para. Con serenidad y calidez, Marina relató su camino de vida, desde su infancia en la localidad hasta su presente como terapeuta energética y acompañante espiritual.
Un camino marcado por la familia y el servicio
Nacida el 23 de marzo de 1979, hija de María Isabel Bugallo y Juan José Taddeo, y actualmente casada con Edgardo Urio, Marina es mamá de tres hijos: Manuel, Thomas y Juana. Se define como ama de casa, pero su historia revela mucho más: es maestra de reiki, de registros akáshicos y de diversas técnicas de sanación energética.

Durante la entrevista, hizo un emotivo repaso por sus primeros años en Ascensión, su paso por el jardín Nuestra Señora y la Escuela Nº3, y su experiencia en la secundaria nocturna. Habló con cariño de su entorno familiar, de los vínculos que marcaron su crecimiento y del amor profundo que la une a su comunidad.
Espiritualidad y transformación
Uno de los ejes centrales de la charla fue el recorrido espiritual que Marina emprendió en su adultez. A raíz de situaciones personales difíciles, se acercó al mundo de la sanación energética. Primero llegó el reiki, luego los registros akáshicos y más adelante, otras técnicas que la fueron formando como acompañante espiritual.

Se capacitó con maestras como María Lavia y Graciela, y poco a poco fue descubriendo que su propósito estaba en el servicio a los demás, ofreciendo contención, escucha y guía a quienes atraviesan momentos difíciles.
Comprender para sanar
Marina explicó con sencillez en qué consisten los registros akáshicos: una especie de “archivo del alma” donde se encuentra la información de nuestras vivencias pasadas, presentes y futuras. A través de la meditación y la conexión espiritual, es posible acceder a ese conocimiento para comprender procesos personales y avanzar en el camino de sanación.
También profundizó en la práctica del reiki, una técnica de imposición de manos que busca armonizar el cuerpo y las emociones. Subrayó la importancia de la palabra, del espacio terapéutico como lugar de respeto y cuidado, y de la responsabilidad que implica acompañar a otro ser humano.
La fuerza de la comunidad
Otro aspecto que destacó fue el poder de lo grupal. Habló de los espacios de calistenia y terapias compartidas donde se genera una energía colectiva positiva. “En grupo, todo se potencia. Hay una red de contención que se siente y que hace bien”, expresó.
Frases que dejaron huella
“Los registros akáshicos son la memoria de nuestra alma… todos tenemos un guía espiritual que nos acompaña.”
“La compañía en momentos difíciles es un verdadero arte. Primero tuve que sanar yo para poder estar al servicio de otros.”
“Cada palabra cuenta. Hay que cuidar mucho la devolución, porque quien viene a buscar ayuda lo hace desde su vulnerabilidad.”
Un testimonio que inspira
La historia de Marina Taddeo es la de una mujer que, a través del dolor, descubrió su vocación de servicio. Su paso por El Tiempo No Para dejó un mensaje de empatía, esperanza y fe en los procesos personales. En tiempos donde la salud emocional y espiritual cobran protagonismo, su testimonio se vuelve faro para quienes buscan sanar y crecer.