El ciclo radial El Tiempo no Para, conducido por Heber Comino en FM Encuentro 103.1 MHz, vivió uno de sus capítulos más emotivos y movilizadores con la visita del Padre Gustavo, el nuevo párroco de Ascensión y la región. En plena celebración de Pascua, la emisión se transformó en un verdadero encuentro de comunidad, con una enorme participación de oyentes, anécdotas, mensajes y reflexiones que marcaron un momento único en el aire de la radio.
Una historia de vida al servicio de los demás
Nacido en Liniers, criado en San Nicolás y con una vida que lo llevó por diferentes ciudades y países, el Padre Gustavo compartió su camino espiritual y humano. Con formación empresarial y experiencia en el mundo laboral, su vida dio un giro inesperado tras un llamado interior que lo llevó a repensarlo todo. El encuentro con una persona en situación de calle y el acompañamiento de un sacerdote marcaron el inicio de una transformación profunda que culminó con su ordenación como sacerdote hace cinco años.

Desde entonces, pasó por comunidades de San Pedro, Pergamino, Salto, Arrecifes y Rojas, hasta llegar a Ascensión, donde, en pocas semanas, ya logró generar un fuerte impacto con su estilo cercano, dinámico y comprometido.
Una iglesia viva, alegre y con todos adentro
Durante el programa, el Padre Gustavo habló de su misión pastoral con palabras claras y sencillas. Destacó la importancia de una Iglesia “en salida”, abierta, desestructurada y sensible a la realidad de la gente. Su foco está puesto en los niños, los jóvenes, los enfermos y los abuelos, a quienes visita, escucha y acompaña con entusiasmo.

Contó anécdotas de su experiencia en la India, su devoción por la Madre Teresa de Calcuta y su encuentro con el Papa Francisco, quien también inspira su estilo pastoral: alegre, horizontal, centrado en la misericordia y la cercanía. “Dios perdona siempre, no tengamos vergüenza de pedir perdón”, dijo con fuerza.
Comunidad, trabajo en equipo y alegría de vivir la fe
“No soy yo, somos todos”, repitió varias veces el Padre Gustavo, dejando en claro su visión comunitaria de la Iglesia. Valoró el trabajo de los grupos parroquiales, ministros y voluntarios, y pidió que cada vecino se anime a participar, desde su lugar.
Su forma de celebrar la fe busca la alegría y el encuentro: desde la bendición de los animales hasta cuentos, música y hasta disfraces para llegar a los más pequeños. “La sonrisa transforma el día”, afirmó, señalando que vivir la fe no es cargar una cruz, sino abrir el corazón.
Un mensaje para Ascensión
Además de elogiar la calidez y los valores del pueblo, el sacerdote hizo una reflexión crítica sobre el cuidado de los vínculos en comunidades pequeñas. Invitó a evitar el chisme y la crítica, y a fortalecer el respeto, la unión y la identidad local. “Hay que cuidar lo bueno que tenemos y no dejarse confundir por lo que viene de afuera”, advirtió.

Frases que dejaron huella
“La vida es el momento, no hay más que lo que estamos viviendo ahora. El amor te lleva a salir de vos mismo.”
“Dios es padre, somos hijos de un mismo papá. Por eso, todos somos hermanos.”
“La Iglesia tiene que ser ejemplo de trabajo en comunidad. No soy yo, somos todos.”
“La sonrisa transforma el día de alguien. Hay que vivir la fe con alegría.”
“No importa lo que hayas hecho. Si le pedís perdón a Dios, Él siempre te va a perdonar.”
Un cierre con esperanza
La presencia del Padre Gustavo en El Tiempo no Para dejó mucho más que palabras: dejó una energía renovada en quienes lo escucharon. Su mensaje final fue directo al corazón: vivir el presente, amar sin reservas y caminar juntos como comunidad, confiando en que el amor, la fe y el compromiso son las herramientas para transformar la vida.