Hoy 20 de junio, se cumplen 54 años del fin de una de las obras arquitectónicas mas emblemáticas de la región. Tenía 100 habitaciones amuebladas con distintos estilos (francés, indio, americano), picaportes de oro y majestuosas arañas colgantes”. En sus instalaciones fue filmada «Fantoche», película nacional que alcanzó notoriedad y cuyo reparto encabezó Luis Sandrini.
La estancia San Jacinto tenía 80 mil hectáreas. Conocerla en toda su extensión llevaba varias jornadas. En su centro estaba levantado el palacio San Jacinto. Se cuenta que su dueña estuvo perdida un día en los pasadizos subterráneos.
El lugar fue visitado por ilustres personalidades como: Marcelo T. De Alvear, Agustín P. Justo, ambos presidentes argentinos y Manuel Ferraz Campos Salles, presidente de Brasil. Es otra de las magníficas obras para miembros del clan Unzué, fue demolido en 1973, porque no podía ser mantenido por los descendientes.
La gente de la zona no podía creer que el Palacio fuera demolido. Mientras tanto, miembros de la familia González Alzaga hacían lo posible para que Ecuador Inv. S.A., norteamericana – propietaria de la Finca desde 1968, – dieran marcha atrás en el proyecto de rematar todo, ante el impedimento de concretar el primitivo Plan de inaugurar un Hotel Casino en el lugar. Había una ley Nacional que lo impedía.
Primeramente la Firma Ecuador Inv. S.A. puso en venta la Finca (más 58 hectáreas) en 50 millones de pesos, pero al no aparecer ningún comprador se abocaron a los preparativos para el remate y la posterior demolición.
La mañana del sábado 20 de junio de 1970 amaneció con niebla y frío, pero a pesar de esto, una caravana de coches – la mayoría con patentes de Capital – atravesaron los campos de Carabelas camino a Ferré, para llegar a San Jacinto.
A las 11 de la mañana un altoparlante llamó a los visitantes. Momentos antes una oferta de 30 millones – que formuló Elio Cohen, gerente de HISISA, al apoderado de Ecuador Inv. S:A: – había tratado de evitar la subasta.
De acuerdo a una nota publicada en el diario “El Tribuno” del 20 de junio de 1996, con un informe del historiador local, Alberto Lujan Risoli: “Una hora antes de la prevista para bajar el primer martillo y aun con casi un millar de espectadores, un hombre llamado Elio Cohen, gerente de la firma Hisisa, formula una oferta de 30 millones al apoderado de Ecuador Inv. S:A: por el Castillo y las 60 has. Sobre la hora alguien llegaba intentando salvar al coloso”.
Del remate de los materiales se obtuvieron uno 20 millones de pesos. La venta de 58 hectáreas a 200 mil pesos cada una como mínimo, le aseguraron a la empresa la cantidad de dinero que pedía por San Jacinto.
Durante el domingo 21 de junio de 1970, la compañía de demolición de Rojas dio cuenta del Castillo: de sus techos, paredes, pisos. Fueron arrancando del espacio a los testigos de una época de la historia del Campo Argentino en la zona.
Una obra magnifica
Muchos acontecimientos se festejaron en ese Parque donde fueron creciendo “amistades y proyectos”. Una parte de esa historia era el lugar denominado “Monte Frío”, por hallarse cerca de la “Laguna La Tigra”, donde gente de la zona lo utilizaban para organizar picnics en primavera.
El visitante podía elegir pasar sus noches con un sobrio estilo inglés, francés, español o colonial, entre otros. Sus cúpulas eran majestuosas. El subsuelo tenia 5 a 7 habitaciones subterráneas y baños. Asimismo contada con muebles importados confeccionados con cedro, nogal, roble, muchos provenientes de Japón.
La caldera, que era alimentada por supuesto a leña y proveían agua caliente por cañerías como así también la calefacción. Las cocinas económicas también eran a leña.
En los sótanos estaban la Caldera – Bodega – Viñera – Depósitos de repuestos y materiales pertenecientes a la Casa. La típica terraza inglesa con ladrillos rosados y molduras de color bordó, completaban los techos de pizarra de color verdoso y pisos de roble.
Tambien se destacaban los mármoles – bronces – mayólicas y un mobiliario que era una admiración de “visitantes” junto a paredes saturadas de “Obras de arte” y pisos cubiertos con excepcionales alfombras.
El edificio contaba con 14 baños para unas 40 habitaciones con grifería finísima, mármoles de Carrara (Italia), revestimiento de mayólicas (de España), patios ambientados a la usanza Europea, jardines Versallescos, estatuas, fuentes, grupos escultóricos y aljibe esculpido en mármol florentino.
La sala principal contaba con una amplia escalera y en su centro se destacaba una gran araña de plata, que pesaba casi 200 kilos.
Los campos que lo rodeaban pertenecían a la familia Álzaga Unzué, que llegó a tener más de 40 mil hectáreas. El parque del casco abarcaba una superficie de 25 hectáreas.
En él pastaban ciervos que se traían exclusivamente y entre sus adornos sobresalían estatuas realizadas por artistas famosos italianos y argentinos. También existían construcciones con mármol de carrara.
Este último elemento permaneció en su lugar durante la subasta de 1971 y fue uno de los más requeridos en esa oportunidad. El propietario y el mismo rematador no salieron de su asombro cuando al día siguiente, varios obreros con gran esfuerzo lograron bajarla. Los adornos y la plata que contenía su estructura, no habían sido correctamente valuados por los tasadores y la magnífica araña costaba 10 veces más del importe abonado en la suba.
La Decadencia
“Llegadas a la mayoría de edad las herederas se van haciendo cargo cada una de su trozo de tierra. .Los costos de mantenimiento (personal, conservación de la edificación, impuestos etc…, complican mucho la situación.
En 1966 se abona de impuesto la cantidad de 6 millones de pesos. …. Algunos sectores del palacio se van deteriorando – al estar deshabitado – por la invasión de roedores… Ya es imposible conservarlo como un bien familiar y – en una reunión familiar a principios del año 1968 – deciden la venta. … En agosto de 1968 la propiedad es vendida a la empresa norteamericana con residencia en Montevideo: Ecuador Inv. S.A. Tras la firma y el pago de 27 millones de pesos, se transformará – dicha firma – en la propietaria”.
La Etapa Final
Hubo denodados esfuerzos para evitar el fin del Castillo San Jacinto pero distintas circunstancias lo impidieron. En ese momento, la epidemia del Mal de loa Rastrojos echó por tierra en proyecto de un hotel de lujo. Además, la situación del país era muy complicada, se vivía momentos de revolución. Era un gobierno militar y no prosperó la chance de comprarlo como un patrimonio histórico de la Provincia de Buenos Aires era difícil de imaginar. Se hizo alguna gestión. Pero fue algo presuntuoso porque la provincia no tenía dinero para ello y ya poseía otras Estancias, otros lugares propios e históricos y le respondieron a la gente que fueron, que les era imposible:
Hasta fue ofrecido a la Escuela Salesiana de La Trinidad, pero no les servía, porque no tenía tierras. Era sólo el casco con 3 o 4 hectáreas. Podía servir para alojamiento, pero para desarrollar las actividades propias de la Escuela, no. Tampoco los clubes de la zona, que no disponían de dinero, y ni siquiera la Municipalidad de Rojas que en aquel tiempo se desempeñaba como Intendente Verdún, pudo dar respuestas a las gestiones.
Era muy caro el mantenimiento. Había que empezar poniendo mucho dinero para reparar desde la plomería hasta los techos. El Palacio en desuso se hallaba muy deteriorado. Todo eso fueron factores determinantes.
Además no existía en ese entonces una mentalidad cultural que impulsase a preservar cosas antiguas.
Era asimismo un momento de crisis. Había un momento de enfrentamiento de clases sociales.
El Remate
“Se pensaba hacer una Escuela Agropecuaria. Pero no pudo llevarse a cabo el proyecto. El hecho en sí nos ofrece una variada lectura. Llega a su fin el “Castillo” como símbolo de una época y un estilo de vida en la zona. Estamos en los años 70.
La enorme Estancia se había ido subdividiendo en lotes más pequeños. Se irían construyendo casas, caminos..” Nuevas familias poblarían la zona. Una nueva época abriría su historia.
Año 1970 – Gobernaban: (de facto) Nación:
Lunes 8 de junio de 1970 – FFAA – La Junta de Comandantes liderada por Alejandro Agustín Lanusse designa presidente a Marcelo Levingston, deponiendo a Juan Carlos Onganía, quien había dispuesto no exceptuar de impuestos al Palacio, cuya suma era de 4 millones de pesos anual, en moneda de ese momento.
“Los planes eran transformar la casa en un lujoso hotel internacional con casino propio. Inmediatamente comenzaron las tramitaciones, pero la sanción de la Ley 17,752 sobre promoción de zonas turísticas prohibía la instalación de casinos a una distancia menor de 300 kilómetros de Buenos Aires.”
“Ecuador Inv. S.A. pone en venta el inmueble con las 60 hectáreas por un valor de 50 millones de pesos”.
“La oferta se mantuvo durante 1969 y 1970, pero no hubo compradores. Los antiguos dueños pensaron asociarse y volver a comprar la casa, pero al ser varios, no hubo acuerdo. Por lo tanto, en abril de 1970, Ecuador Inv. S.A. decide rematar la mansión y sus pertenencias… En marzo de ese año comienzan a verse en los comercios los boletines del remate.
El 20 de junio de 1970, el Castillo será rematado -trozo a trozo- hasta sus cimientos. Se encomienda la subasta a la firma a Natalio Scalise en común con Osvaldo Scardino”, dando fin a una de las obras mas emblemáticas de la región.