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    Leda Valladares: del canto ancestral de la copla a los remixes digitales

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    Un grupo de productores de la nueva escena trabaja en los archivos musicales de la recopiladora; su labor y su misión es remezclar el sonido, registrar un vinilo y llevar ese material a otros ámbitos, como las pistas de baile

    «La baguala, canto cósmico para gente joven», decía Leda Valladares, como anticipando el futuro. Cada generación se reencuentra con la memoria de sus ancestros, con una América en cueros, manantial de una cultura anónima y popular. A Leda Valladares le pasó en 1944, cuando en unos carnavales salteños descubrió la copla. Se convirtió, entonces, en una de las discípulas más aplicadas y en una de sus recopiladoras más persistentes. Recorrió el mapa argentino y grabó tonadas, cantos de los cerros, bagualas vallistas, vidalas de los montes y riojanas, en once discos.

    Luego vino el acercamiento a la generación del rock con León Gieco y Gustavo Santaolalla a la cabeza. De aprendiz de la copla se transformó en maestra, a partir de su participación activa en el disco De Ushuaia a La Quiaca y los discos Grito en el cielo (1989) y Grito en el cielo II (1990), donde participaron rockeros como Fito Páez, Gustavo Cerati, Federico Moura de Virus, Fabiana Cantilo y Pedro Aznar.

    Pol Nada, El Remolón, Chancha Vía Circuito, Gaby Kerpel y Barda
    Pol Nada, El Remolón, Chancha Vía Circuito, Gaby Kerpel y Barda. Foto: Rodrigo Néspolo

    Leda falleció a los 92 años en julio de 2012. Su legado, sin embargo, sería redescubierto por una nueva generación. Un grupo de productores electrónicos -El Remolón, Chancha Vía Circuito, Barda, Pol Nada y Gaby Kerpel- que trabaja sobre la identidad sonora contemporánea de América latina, encontró en ese tesoro incalculable de coplas anónimas recopiladas por Leda, un nuevo impulso creativo.

    El proyecto bautizado El camino de Leda es ambicioso. Por un lado, busca poner a la luz esos materiales de archivo y remezclar todo ese acervo musical que dejó Leda Valladares con un audio actual. Por otro lado, una docena de artistas de la nueva generación, que va desde Tonolec hasta Tremor, intervendrán digital y creativamente esos archivos sonoros para crear nuevas piezas musicales. El producto final será un vinilo doble con material masterizado de Leda y otro con remixes de los productores, además de un compilado digital que se subirá a través de los sellos Fértil Discos y Folcore Records.

    Hace un par de semanas lanzaron la campaña de crowfunding para lograr el financiamiento colectivo del proyecto en la plataforma www.indiegogo.com. «Es un experimento que está inspirado en cosas que ya hicieron otros artistas como Chancha Vía Circuito, Gaby Kerpel o Tremor que mostraron las cosas que se pueden hacer con las coplas. Hay algo musicalmente interesante en esas canciones a las que queremos darles un toque de modernidad y tecnología porque a la vez es algo crudo de escuchar. Me gusta la idea de mezclar y escuchar la música procesada, aggiornada, embellecida. Leda se lo merece. Es cambiarle un poco la ropa», cuenta El Remolón, productor, músico, DJ y uno de los ideólogos del proyecto y cabeza de la plataforma digital Fértil Discos, que reúne a la nueva escena electrónica.

    Leda con María Elena Walsh, en Europa
    Leda con María Elena Walsh, en Europa.

    Suena la música de Leda Valladares de fondo en un playlist de I-Tunes. Ese canto silvestre irrumpe como un trueno ancestral en la habitación en la que están El Remolón, Gaby Kerpel, Chancha Vía Circuito, Barda y Pol Nada. «Lo que demuestra esto es que es una música totalmente atemporal. No va a envejecer jamás. Acá estamos una nueva ola de gente que se volvió a enamorar de esas canciones y ese repertorio mágico», sintetiza Chancha Vía Circuito, conocido alrededor del mundo por su remix del tema «Quimey Neuquén» de José Larralde, que apareció en la serie Breaking Bad.

    Gaby Kerpel, uno de los pioneros en mezclar la electrónica con los ritmos folklóricos en su disco Carnabailito (2001) y su disco junto a la coplera Balvina Ramos, también se sumó al proyecto. «Me gusta mucho ver cómo va creciendo esta escena digital con una identidad de acá. Desde que empecé me pareció novedoso mezclar la tecnología con la música folklórica argentina. Podés hacer cosas completamente inesperadas. A Cerati cantando una baguala uno se lo puede imaginar. Pero el mundo electrónico es mucho más abierto. Para mí, este es un camino diferente al que han hecho los compañeros rockeros. Eso está bueno».

    Barda es una de las nuevas promesas de la escena digital. Como DJ, música y productora electrónica, su trabajo tiene una búsqueda experimental. «Siento un privilegio trabajar con un material tan poco llevado a la electrónica. Es muy fácil proyectar en la mente el paisaje de donde viene esa copla. Tiene tanto espacio, profundidad y es tan simple a la vez, que me resulta fácil ubicarme en esos cerros, la tierra de poca vegetación, lo andino y esos espacios infinitos. Me resulta seductor llevar esas coplas a la pista de baile y hacer algo mas house con el sonido de Leda. No te imaginarías a la copla en esos ámbitos.»

    Pol Nada es de La Paz, Entre Ríos. Vivió doce años en Rosario y hace dos que vive en Buenos Aires. Su nombre es una referencia en la escena indie de Rosario. «Cuando los chicos me invitaron a participar venía trabajando en un disco de otro autor de referencia llamado Linares Cardozo y lo que me fue pasando es que al investigar este tipo de creadores es que me producía una transformación personal. Es reencontrarme con algo que siempre estuvo ahí, como una pieza arqueológica que de repente un día fuiste al museo y la viste, y estando frente a eso te vuela la cabeza».

    En 2000, en la última entrevista de LA NACION
    En 2000, en la última entrevista de LA NACION. Foto: Fabián Marelli

    Gaby Kerpel:-A la vez, Leda tenía ese espíritu de experimentar. Hacía cosas rarísimas, cortaba cintas.

    Barda:-Leda era una música electrónica.

    El Remolón:-Fue como muy valiente de meterse en zonas incómodas. Es más cómodo entrar a un estudio a grabar y hacer tus canciones que ir a un pueblo y lidiar con otras culturas, entender lo transcultural y ser respetuoso con los demás.

    Pol Nada:-Lo que es poético del proyecto es hacer con este trabajo lo que ella hizo, experimentar esa conexión telúrica con la copla, hacer ese mismo viaje.

    El camino de Leda es un punto de encuentro entre el canto visceral y el pulso digital, y a la vez es una conexión con un sentimiento universal y una generación que creció en las grandes urbes. Pedro Canale, alias Chancha, dice: «Más allá de la latitud de donde viene la copla, yo no dejo de sentir toda su emoción. Hay un sentir en esta música, que habla de un denominador común de la humanidad: la soledad, la tristeza, el amor, el anhelo por amar, todas esas cosas que nos unen. Todos sentimos lo mismo. Desde ese lugar ya no importa si vivo en Berlín, Buenos Aires o Humahuaca».

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