Colaboración Claudia Francioni
El profesor Rodolfo Ferreiro (Nanín) nos cuenta su paso por
“Me vine desde Pergamino a Ascensión en el 62 para trabajar en
Nunca me olvidaré la primera noche, 19 hs, comienzo de clases, entré al salón y lo primero que hice fue pasar a un alumno a hacer un recibo: ese alumno es Carlitos Gasparini.
La escuela tenía la entrada en la esquina, la oficina de la secretaría, los salones, separados por biombos.
En ese entonces ya era
Recuerdo con cariño a la portera Carlina y una de sus usuales anécdotas , en noches de tormenta, aparecía en dirección y con cara afligida comunicaba: “¡Hay unos refusilos…y una tormenta..!” Tras eso permitían a los alumnos, que se retiren antes, pues el horario era 10.50, imagínense que las calles eran de tierra, casi no había luz y algunos venían del campo.
Hablando del campo, los chicos se escapaban en los recreos para hacer travesuras, una de ellas era poner el caballo del sulky con la cabeza del lado del pezcante, o sea al revés, se lo hacían a los hermanos Gasparini, pero no lograban hacerlos enojar…
Mas adelante fueron apareciendo colegas varones para los cursos prácticos, como Lito Ypiña en radio y televisión, Tito Dantuono en mecánica, Angel Merad como preceptor a quien recuerdo por ser muy buen compañero y por su jovialidad.
Además Genaro Pinto, que daba carpintería, quien a falta de elementos y comodidad, solía llevar a sus alumnos a trabajar a su propio taller.
Una de las cosas extras a las clases fueron los hermosos viajes y campamentos que compartimos, Nechochea, Córdoba, Buenos Aires, así como también en el año 75 un grupo de alumnos representados por Hugo Pérez, y Alejandro Piana, acompañados por los profesores Neda Akel y Juan Pedro Uthurriaga se adjudicaron el certamen de Canal 9 en “Domingos Estudiantiles” Ganaron $ m/n 5.000.000 para la cooperadora de
Siguiendo con los viajes, para mi eran importantes ya que se le daba la posibilidad a los chicos de conocer lugares, de compartir experiencias con sus compañeros y estamos llenos de anécdotas, en una oportunidad les advertimos a los alumnos que no se podían alejar del hotel, después de varias horas, nos damos cuenta que falta un alumno, pasaba el tiempo y ya nos empezábamos a preocupar mucho, a alguien se le ocurre recorrer los hoteles aledaños y es así como apareció, se había confundido de hotel. Muchos amoríos de escuela y viajes terminaron en matrimonio.
Con respecto a mi materia tuvimos la posibilidad allá por el 70 de participar de un concurso provincial que premiaba la velocidad de la escritura en estenografía, y la representante de nuestra escuela Elena Pavlovich, de Ferré compitió con representantes de distintas provincias y resultó ganadora. Nos sentimos orgullosos y otro dato pintoresco es que clasificó en la final ganándole a una compañera: Norma Fenoglio.
Apenas se abrió la escuela, había un curso que por falta de matrícula no funcionaba, por lo que durante todo ese año estuve trasladando en mi vehículo a algunos alumnos a la escuela de Ferré. En el gobierno del Dr Alfonsín se impuso la modalidad “TallerContable” que apuntaba a hacer la materia más práctica y hubo que cambiar todo el sistema, debí asistir al curso “Taller Contable” resultó sumamente positivo ya que se crearon situaciones comerciales como en la vida real, se abrían bancos, se operaba con ellos, se vendía, se compraba usando cheques o con billetes (como eran fotocopiados en ese lapso hubo más de un “Avivato” que quiso pasar gato por libre.
En líneas generales fueron años maravillosos, de compañerismo en cuanto a docentes, y por qué no con los superiores con los cuales siempre tuve muy buena relación y también la camaradería reinante con los alumnos, a pesar que algunos grupos eran bravos. Recuerdo que en una ocasión, entro al salón encontrando los pupitres que en ese entonces eran de fierro, dispuestos de una forma rara, al entrar éstos se fueron cayendo produciendo un gran estruendo, veo a un alumno parado al lado del desorden y lo increpo “Me extraña de usted, alumno” ese chico era Carlitos Bracelarghe, quién había pagado el pato sin haber hecho nada, los demás habían organizado todo y se morían de risa y Carlitos se moría de vergüenza.
Paralelamente trabajé como profesor de guitarra, como profesor en el Colegio Nuestra Señora y en Ferré.
Estuve 36 años en la escuela, me jubilé en el año 1998, continuando en el I.N.S hasta el 2004.
Deseo saludar por este medio a todos los compañeros de tarea y muy especialmente a Rodolfo Perez España a quién también acompañé como Delegado en su período de intendente. Guardo en mi corazón los momentos gratos vividos en