Sergio Sinay abordó temas de profundo interés para la sociedad en general. Una de las temáticas fue “Conectados al vacío: La soledad colectiva en la sociedad virtual”, al tiempo que también se refrió a otro asunto de relevancia: ¿Quién está educando a nuestros hijos?
Consultado por este medio, puso de manifiesto “vivimos en una sociedad muy conectada, gracias al gran desarrollo tecnológico, pero no necesariamente comunicada. Creo que la comunicación y la conexión no son sinónimos, sino que son cosas diferentes que pueden tener puntos de contacto, pero que a veces pueden oponerse. Sobretodo la conexión oponerse a la comunicación”.
“La conexión se da por vía tecnológica y tenemos una gran variedad de soportes hoy en día, pero la comunicación es un hecho artesanal y no tecnológico. Nos comunicamos a través de la mirada, no de la vista porque mirar es realmente darse cuenta de que la otra persona es distinta de uno, que no hay dos personas iguales y que se requiere una mirada atenta y respetuosa”, indicó el disertante.
A su vez remarcó “la comunicación también necesita de la escucha, no solamente del oído que es los fisiológico, sino escuchar lo que la otra persona dice, recibir su palabra, ser hospitalario y no solamente prestar la oreja. También requiere tener noción de las emociones que se dan porque cuando dos personas se están comunicando de verdad pueden estar cómodas, alguna puede sentir tristeza y la otra alegría, una puede estar cómoda y la otra no, una puede estar enojada y la otra placentera. Uno tiene que darse cuenta de lo que le está pasando cuando está con otra persona, es importante de verdad”.
“Y además, necesita de la palabra, no solamente emitir sonido, sino que esa palabra sea como un ladrillo que va construyendo un puente de comunicación. Una palabra que pregunte de verdad, que ofrezca, que comunique y como no hay dos personas iguales, cada vez que se produce una comunicación es un hecho único. Y por eso digo que es un hecho artesanal porque un artesano no hace dos piezas únicas, no trabaja industrialmente, sino que va trabajando piezas únicas y la comunicación es un encuentro único entre dos personas”, expresó Sinay.
Además, reflejó “cuando uno se comunica es necesario priorizar porque cuando estoy con una persona no puedo estar con otra, tengo que elegir, y para dedicar tiempo a comunicarme con alguien tengo que dejar de hacer otras cosas y por lo tanto estoy haciendo una priorización por otras cosas que las dejo para otro momento. Esto es distinto de la conexión ya que puedo abrir cinco ventanas al mismo tiempo o mandar un mail a muchas personas o poner una cosa en Facebook para que lo lean muchos amigos. Ahí me estoy conectando pero no comunicándome”.
Sergio Sinay aclaró “las herramientas de conexión son importantes. No estoy en contra de ellas y pienso que nos ayudan mucho a ganar tiempo, a ser masivos, a conseguir más rápido algunas informaciones. Han servido a comunicar a pueblos enteros para que salgan a la calle a hacer oír su voz. También han servido para que se encuentren personas o familias. Pero hay que recordar que son herramientas y el problema es cuando nos ponemos al servicio de esa herramienta. Mientras la herramienta está al servicio de la persona, no hay problema”.
Sergio Sinay subrayó: “recomiendo usar esto lo necesario, poniendo limites y sobre todo en la relación de padres e hijos, pienso que la casa tiene que ser como un locutorio y la computadora tiene que estar en un lugar público de la casa y los padres tienen que decir cuando si, cuando no, hasta que hora y para qué. Los chicos tienen que saber usarla al servicio de sus actividades como el estudio, no digo que no se comunique o chateen, pero también tienen que salir a la calle a encontrarse con sus amigos o realizar alguna actividad deportiva”.
“Me contaban algunas madres que en esta localidad, aún siendo un lugar chico, hay chicos que están cada vez menos activos y que salen menos a jugar afuera y están más tiempo con la computadora”, indicó el profesional.
Y agregó “los adultos tenemos que tener cuidado de no hacernos adictos a esto, sino de darle un uso racional y lógico. Y también como adultos tenemos que preocuparnos en ser los que lideran el uso de estas herramientas con los hijos. Para ello es importante que los adultos no se declaren a sí mismos discapacitados tecnológicos, lo cual le pasa a muchos padres, quienes no se meten en esto por temor al ridículo. Pero como estas tecnologías son masivas, los padres tienen que saber que no es difícil entender cómo se maneja esto, solamente requiere un poquito de tiempo y dedicación. Así como aprendieron a hacer tantas cosas, de la misma manera pueden hacerlo”.
Por último al referirse a la temática de la educación, sostuvo que “los educadores son los padres y la función de la escuela es entrenar, socializar, lo cual es fundamental y la de enseñarles a los chicos a vivir como ciudadanos, enseñarles a aplicar conocimientos. Pero educar es otra cosa, es transmitir valores, enseñar a relacionarse con otras personas de manera que sean tomadas como tales y no como herramientas a mi servicio”.
Finalmente expresó su satisfacción por visitar la localidad de Ascensión y felicitó al Grupo de Mujeres Cooperativistas por la iniciativa de abordar estas temáticas que es necesario exponer ante los ojos de la sociedad toda”.